En cuanto desveló el final rechazó la idea de seguir narrando filosofías de poeta frustrado. El escritor aniquiló a sus personajes con orden de drama agudo, primero los amantes, luego quizá los amados...el abismo de letras en el que se convirtieron sus páginas en blanco le hizo cuestionarse si realmente era un literato o un vulgar lector onanista.
Soltó la pluma, la intención y el silencio abasteció sus ojos tornándolos tristes, ¿es que nadie va a decir nada?
Pero él lo sabía, no le bastaba con pensarlo y decidió quemar los tachados folios y empezar de nuevo. Cada punto y a parte se convirtió en una disyuntiva: termino o abandono.
Jamás pude leer el final de su historia.
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¿El matar primero a los amantes y luego a los amados no provocó un dilema como el de los filósofos comensales? |
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seguramente, por eso no pudo dejar de matar ni dejar de dejar de matar ni matar ni nada... |
carmel.hassan (at) gmail.com
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